Enrique
Sacerio-Garí
Me preguntan por mi poética y la respuesta rápida
es que tiene que ver con Cuba, con fechas y hechos (mejor dicho, lo hecho),
vivencias aparentemente desparramadas, semillas que producen raíces
interreales. Lo interreal es lo sencillo y concreto con un doble sentido
de ausencia y conciencia histórica intertextual. Mi poesía
tiene que ver con la distancia que me separa de Cuba y las distancias
que me acompañan en lo cotidiano.
Nací en 1945, año de dos tristes bombazos.
Tal vez por eso soy pacifista o por vivir cerca de Filadelfia, tierra
de religiosos independientes como los cuáqueros y nuestro Padre
Félix Varela. Cuba y Filadelfia comparten un fervor de independencia
y resistencia. Varela fundó El Habanero en Filadelfia en 1823,
una de las primeras publicaciones periódicas en castellano en Estados
Unidos. En El Habanero en Filadelfia, contradictoria ciudad de la independencia
parcial, Valera defendió la independencia de Cuba. Filadelfia por
su nombre quiere ser la ciudad fraternal, la de los que supuestamente
comparten la misma madre. Y es cierto que Filadelfia nos ofrece un compañerismo
genuino y nos alienta a la crítica cíclica de una declaración
de independencia incompleta. Las distancias crean contradicciones, los
sentidos no se fijan en el tiempo y las frases recurvan para reconsiderar
verdades obvias y recodificarlas o desenmascararlas con un discurso llano.
Filadelfia es la ciudad donde estudiaron dos reconocidos médicos.
William Walter (con título de medicina de la Universidad de Pennsylvania)
comenzó invadiendo tierras mexicanas y llegó a declararse
presidente de Nicaragua para establecer el inglés como el idioma
oficial de los nicaragüenses y restablecer la esclavitud en Centroamérica.
El otro médico ilustre es el investigador cubano Carlos Finlay
(graduado de Jefferson Medical School) que estableció que el mosquito
(Aedes Aegypti) era el agente que transmitía la fiebre amarilla.
Cuando Estados Unidos intervino (contra Cuba) en la guerra cubano hispana
en 1898 también agredió contra la historia de la ciencia
al otorgar a sus cuerpos médicos de ocupación militar los
laureles científicos de la lucha contra la fiebre amarilla. ¿Cómo
resuelve Filadelfia, la urbe de la fraternidad, esta historia de dos médicos?
¿Cómo se concibe a Filadelfia como parte de la historia
de dos bombazos que hicieron desaparecer a dos ciudades en 1945?
Nací en Sagua la Grande donde la estatua de un
emigrante cubano ocupaba y aún ocupa un sitio destacado en el parque
del centro. Joaquín Albarrán emigró de Cuba estudió
medicina en Barcelona y llegó a ser catedrático en París,
el urólogo más distinguido de su época. En Sagua
en el pedestal de su figura está cincelado su pensamiento de que
nunca olvidó que nació en Cuba. Y en Sagua cada vez que
alguien habla boberías o exagera algo inevitablemente se topa con
la frase "Ve y díselo a Albarrán." La piedra dura
nunca contestaba pero nos hacía reflexionar. ¿Qué
les respondería Albarrán a los emigrados que promueven justificaciones
absurdas de la política estadounidense hacia Cuba? Y duele en Filadelfia
que a los cubanos se nos prohíbe enviarle a la tía enferma
todo el dinero que queramos. El Padre Valera afirmaba Omnium optima philosophia
est eclectica y para ello hemos de pacificar íntegramente las verdades
parciales. Pero también se dice Propria domus omnium optima, el
domicilio propio es el mejor. El país propio también es
el mejor y hay que defenderlo. Muchos países se componen de poco
domicilios dominantes, numerosas casas humildes y niños sin techo.
Eso también se merece un proceso de justa reconciliación
y pacificación. La doble mirada desde Filadelfia y desde mi Cuba
marca lo que he hecho en mis poemas. Lo que más pienso y siento
sólo me sale en versos. Mi casa es la poesía desde Filadelfia
con Cuba siempre.
Por eso hablo en Filadelfia el diez de octubre sobre
el grito de independencia cubano del 10 de octubre de 1868. Ese día
Carlos Manuel de Céspedes proclamó la independencia de Cuba
y la libertad de sus esclavos con las campanas de su ingenio La Demajagua.
Pero ese día no terminó la esclavitud en Cuba. Sabemos también
que la esclavitud permaneció en Filadelfia después del 4
de julio. Sabemos que el campanazo que proclamó la "Declaración
de Independencia" el 8 de julio de 1776 en Filadelfia fue imperfecto
por la rajadura de la campana y por fisuras en el edificio de su democracia.
La independencia y la libertad no se ganan en un día. Es una lucha
continua día tras día para cada individuo y cada nación.
El diez de octubre era la fecha importante para los cubanos que apoyaban
la revolución desde Estados Unidos. Recordaba el ímpetu
a la lucha y por eso en Cayo Hueso se encuentra el panteón de "Los
mártires de la Guerra de 1868." Se trata de héroes
o víctimas. Muy cerca se encuentra otro panteón en que descansan
las víctimas de la explosión del acorazado Maine. Así
lo designa el monumento "víctimas del desastre". A Carlos
Manuel de Céspedes se le considera el padre de la patria no sólo
porque murió luchando en 1874 sino porque cuando su hijo Oscar
fue capturado por los españoles y le ofrecieron la libertad si
el padre abandonaba la revolución, el padre dijo "Oscar no
es mi único hijo, yo soy el padre de todos los cubanos que han
muerto por la Revolución."
En 1876, año centenario de Filadelfia en Estados
Unidos, Carlos Manuel de Céspedes (hijo), era alcalde de Cayo Hueso,
uno de los Cayos Mártires, como les puso Ponce de León a
estas islitas entre Cuba y La Florida. No sabemos con certeza por qué
les dio ese nombre, si fue por recordar los Santos Mártires o por
los abundantes huesos humanos que se encontraron en los cayos. A Cayo
Hueso llegó José Martí con otros revolucionarios
el día de navidad de 1891, desde el norte, desde Nueva York, pasando
por Tampa. Durante esa primera visita de Martí a Cayo Hueso se
establecieron las bases de constitución del Partido Revolucionario
Cubano y se acordó que se proclamarían, después de
su aprobación por los clubes revolucionarios cubanos diseminados
por el este de Estados Unidos. Para ello se escogió una fecha significativa:
el 10 de abril de 1892 (el aniversario de la primera constitución
cubana de Guáimaro de 1869.) El artículo 1 dice: "El
Partido Revolucionario Cubano se constituye para lograr, con los esfuerzos
reunidos de todos los hombres de buena voluntad la independencia absoluta
de la Isla de Cuba, y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico." Al
escribir este ensayo me doy cuenta de que el programa Word de Microsoft
no me permite seleccionar mi lenguaje junto a mi país. No me deja
escoger "Spanish" con Cuba entre paréntesis porque Cuba
está ausente. Sin olvidar a México (con su equis en la frente)
seleccioné a Puerto Rico como frente parentético para escribir
este ensayo. Pero escribo con Cuba y con Martí en la frente.
Mi corazón a pie va con las fechas de dos países
y busca pacificarlas, conciliarlas, para evitar todo derrame de sangre.
Hoy 7 de diciembre es en Cuba el día de los caídos, el día
en que murió luchando Antonio Maceo y en Estados Unidos es el aniversario
del ataque a Pearl Harbor. Hondo dolor en las dos naciones por la violencia
militar: una muerte en Cuba y 2200 muertos en Pearl Harbor. Las 26 cicatrices
del cuerpo de Maceo rubrican la caída de muchos otros héroes
que lucharon por la libertad de Cuba y los caídos en Pearl Harbor
conducen a dos enormes bombazos inconsolables. El 7 de diciembre también
alude a los mártires por ser el día de nacimiento de Frank
País, asesinado por las fuerzas batistianas en julio de 1958. 7
de diciembre: fecha en que nace un mártir y se levanta un héroe.
Mi poética no se aleja (inevitablemente) de las fechas.
Antes de leer dos breves poemas, "Cada día"
y "Desde los Mártires," hemos de recordar que "mártir"
es una palabra que no les pertenece a ciegos homicidas sino que surge
de una tradición que enfatiza "ser testigo," su sentido
etimológico, y que luego nos lleva a los santos mártires.
Hoy 7 de diciembre es el día de San Ambrosio y hoy el mayor reconocimiento
le corresponde a Ambrosio Fornet por su incansable labor por unir nuestras
voces a la patria.
"Cada día" lo escribí cuando
mataron a John Lennon hace ya más de veinte años. Es sobre
la violencia para los titulares, para las noticias que se multiplican
y se repiten cada día como producto. Hay ironía en la muerte
de, y mi poema sobre, John Lennon si recordamos el verso "with a
little help from my friends."
"Desde los Mártires" es sobre Cayo
Hueso, uno de los Cayos Mártires (sobre Key West uno de los Florida
Keys), que es la clave de tanta historia entre Estados Unidos y Cuba.
Lo escribí cuando esperaba un vuelo para ir a ese punto "southernmost"
(lo más al sur "a noventa millas de Cuba") de que tanto
les hablan a los turistas en el Cayo. Pensé en cómo se sentiría
Martí sobre "nuestro punto sur" durante aquella extraordinaria
visita de navidad del 1891. Es un Martí para hoy desde los Cayos
Mártires.
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